La dieta según el grupo sanguíneo se ha convertido en una de las más revolucionarias y comentadas. Durante los años 90 fue uno de los planes de alimentación más populares, tanto que aún mantiene algunos seguidores. Este método se basa en las necesidades nutricionales de cada cuerpo, y para ello, tiene en cuenta el grupo de sangre.
Sin embargo, tiene características en común con las típicas “dietas mágicas”. Aun así, debido a su popularidad, se siguen realizando estudios al respecto, como el que se publicó en el Journal of the Academy of Nutrition an Dietetics, y todos acaban con una conclusión similar: la desacreditación de este plan de alimentación basado en el grupo sanguíneo.
Descubre todo en qué consiste esta dieta y por qué puede ser peligrosa, ya que está basada en un tipo de alimentación que fomenta la carencia de nutrientes en el organismo. Te lo contamos.
La dieta del grupo sanguíneo, como su nombre indica, es un plan de alimentación basado en el tipo sanguíneo de cada persona. Defiende que existen alimentos beneficiosos, nocivos y neutros, basados en las necesidades nutritivas determinadas por el grupo de sangre.
Fue desarrollada por el médico naturópata Peter d’Adamo y publicada en su libro Eat right for your type (Los grupos sanguíneos y la alimentación en español) en el año 1996 en Estados Unidos. En EE. UU. se convirtió en uno de los libros más vendidos y diez años más tarde fue publicado en España.
La dieta se basa en el razonamiento de que los grupos sanguíneos han ido surgiendo a lo largo de la historia y que pertenecen a diferentes épocas en las que destacaba un tipo de alimentación.
Esta tiene la clasificación de los grupos sanguíneos: O, A, B y AB. Cada uno de ellos tiene unas características determinadas y, según al que pertenezca cada persona, es necesario seguir una alimentación con unos alimentos específicos.
Muchas personas afirman obtener resultados como la bajada de peso al seguir el plan de alimentación basado en su tipo de sangre. Sin embargo, aunque es cierto que puede favorecer el adelgazamiento, esto ocurre por ser una dieta hipocalórica, y no porque se adapte al grupo sanguíneo.
La verdad es que esta dieta expone a numerosas carencias de nutrientes y riesgos al organismo. Estos riesgos varían en función de cómo se realice la alimentación, ya que según el grupo sanguíneo los alimentos que se consumen son diferentes. Por lo general, destaca la escasez en calcio por el reducido consumo de lácteos y legumbres, así como la carencia de fibra prebiótica. Y es que, a lo largo del libro en el que se basa esta dieta, existen numerosas contradicciones que demuestran su falta de veracidad.
La dieta según el grupo sanguíneo, a pesar de su popularidad, es un plan de alimentación que no tiene evidencia científica, por lo que puede ocasionar riesgos para el organismo por falta de nutrientes. Seguir una dieta basada en tus necesidades y estilo de vida, en lugar del tipo de sangre, es la opción más eficaz para conseguirlo.
Lo más recomendable antes de comenzar cualquier plan de alimentación es acudir a un nutricionista profesional para recibir un asesoramiento según tus necesidades y, sobre todo, consumir los alimentos necesarios para no poner en riesgo tu salud.