Ante una reacción alérgica, un diagnóstico claro es clave para determinar el tratamiento a seguir. Existen diversas maneras de diagnosticar las alergias. En este post te contamos las pruebas de alergia que existen, incluidas las pruebas de alergia alimentaria.
Las alergias solo pueden diagnosticarse provocando su aparición, por lo que las pruebas de alergia ponen a la persona en contacto con los posibles agentes alérgenos.
Existen diversos tipos de pruebas de alergia, gracias a las cuales se pueden estudiar más de 100 alérgenos (proteínas) pertenecientes a más de 50 sustancias diferentes (fuentes alergénicas).
Estas pruebas de alergia permiten diagnosticar alergias alimentarias, a los ácaros, a los pólenes, hongos, epitelios y parásitos, así como a venenos de himenópteros, a partir de un volumen muy pequeño de sangre.
Las pruebas de alergia más habituales para detectar alergias a alimentos o neumoalérgenos son las pruebas cutáneas. Son las siguientes:
Este tipo de pruebas de alergia, que investigan la hipersensibilidad inmediata o IgE mediada, estudian alérgenos alimentarios, venenos de heminópteros, alérgenos inhalados, como los ácaros del polvo, el polen de árboles y plantas, hongos, epitelios de animales y medicamentos.
Para realizar el prick-test se deposita sobre la piel del antebrazo una gota del extracto alergénico a investigar, para a continuación realizar una pequeña punción, lo que provoca que una pequeña cantidad del extracto se introduzca en la capa superficial de la piel.
Estas pruebas de alergias son muy seguras y rápidas, pues el resultado se obtiene en 20-30 minutos. Si la zona de punción se inflama y se enrojece, provocando picor, el resultado de la prueba es positivo.
Estas pruebas de alergia investigan las reacciones inmediatas y las retardadas, por ejemplo a medicamentos como la penicilina, o al veneno de abeja. Para realizarlas se inyecta el extracto alergénico en la dermis, usando una jeringa tipo insulina.
Las pruebas de alergia intradérmicas acostumbran a realizarse si, tras un prick-test negativo, aún existe sospecha sobre un alergeno en concreto. Ante un prick-test positivo, en cambio, no es necesario realizar la prueba de alergia intradérmica.
Con las pruebas de alergia epicutáneas, que investigan la hipersensibilidad retardada, se investigan las alergias de contacto, ya sea por metales, plásticos o cremas, por ejemplo.
Para realizarlas, se coloca el alérgeno o alérgenos en la espalda, en forma de parches que se dejan pegados durante 48 horas. Tras este tiempo, los parches se retiran y se observa la reacción en la piel, haciéndose una segunda observación a las 96 horas.
Existen otro tipo de pruebas de alergia, no tan habituales o que actúan como complemento de diagnóstico de las pruebas de alergia ya citadas. Son las siguientes:
Una prueba de alergia a través de un análisis de sangre permite estudiar la triptasa, lo que resulta útil durante las anafilaxias, y la IgE específica, frente a alérgenos inhalados y alimentos.
Esta prueba de alergia se utiliza cuando existe la sospecha de una reacción inmediata, y se quiere establecer qué alérgeno es el responsable de la reacción alérgica de quien ya tiene diversas pruebas positivas.
El alérgeno se aplica dentro de la nariz, del ojo o del bronquio, para así determinar sus síntomas al ser respirado o entrar en contacto con los ojos.
Al realizar esta prueba de alergia alimentaria, la persona afectada toma el alimento ante el que se sospecha que puede presentar alergia, siempre de manera controlada en un centro hospitalario.
Para confirmar o descartar esta reacción se le dan pequeñas cantidades del alimento, cantidades que progresivamente se van incrementando.
El riesgo de esta prueba de alergia hace que sea imprescindible realizarla con personal entrenado en contrarrestar cualquier reacción que ponga en peligro a la persona afectada de alergia. Esto mismo desaconseja totalmente tratar de causar la reacción por cuenta propia, sobre todo si la reacción inicial fue grave.
En estas pruebas de alergia la persona afectada toma un medicamento ante el cual se sospecha que presenta una reacción alérgica, ya sea por vía oral, inyección subcutánea, intramuscular o intravenosa.
Igual que sucede con el test de exposición oral alimentos, debe realizarse en un centro hospitalario con el personal adecuado para actuar ante cualquier reacción peligrosa.
Las pruebas de alergia no son dolorosas, más allá de una molestia en el momento de los pinchazos del prick-test y de las pruebas intradérmicas. En cuanto a las pruebas del parche, pueden causar molestias o picor, síntomas que desaparecen al retirar los parches.
Otros efectos de las pruebas de alergia serán la hinchazón, picazón, nariz tapada, ojos llorosos o sarpullido, si el resultado de la prueba es positivo.
Son extraños los casos, generalmente solo en pruebas intradérmicas, en los que la persona tiene una reacción alérgica en todo el cuerpo (anafilaxia) que pone en peligro su vida. Los responsables de la administración de la prueba estarán preparados ante esta eventualidad.
Las pruebas de alergia pueden ser de diversos tipos, según el alérgeno que se quiera investigar, las pruebas realizadas previamente y los resultados obtenidos. Conviene recordar que, ante la realización de cualquier prueba de alergia, lo más importante es mantener la calma y confiar en los profesionales que la administran.